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Fake news y discursos de odio: Claves para enfrentar estas amenazas a la democracia

A 34 años de la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner, la plataforma Paraguay Ahora, con apoyo del Banco Mundial (BM), promovió un diálogo sobre algunas de las amenazas actuales a la convivencia democrática: las fake news, los discursos de odio y el fenómeno de la polarización, con la participación de Mario Riorda, uno de los expertos más importantes de comunicación política de la región.


Podés revivir el diálogo aquí:



"¿Puede un tweet desinformador ser un arma letal?”. Con esta pregunta del dialogante Leonardo Gómez Berniga, abogado y defensor de derechos digitales, inició el diálogo sobre “Fake News, discursos de odio y polarización: su impacto en las democracias y las personas” que tuvo como invitado especial al politólogo argentino Mario Riorda, experto en comunicación política con una extensa trayectoria que incluye asesorías a más de 80 gobiernos y decenas de investigaciones. Durante la apertura, Matilde Bordón, representante residente del BM en Paraguay, expresó que la ciudadanía ocupa un papel fundamental para frenar la multiplicación de los discursos de odio y las noticias falsas “y promover diálogos que fortalezcan los lazos sociales, valorando la construcción de convivencia en la diversidad”.


Paraguay Ahora impulsó este espacio de diálogo ante una escalada tanto de informaciones falsas como de discursos de odio a pocos meses de las elecciones generales. En este contexto, Riorda compartió conceptos claves para entender estos fenómenos, así como algunas herramientas para enfrentarlos. Una de las claves es que si bien la generación de noticias falsas y discursos de odio no es un hecho nuevo, sí lo es la existencia de plataformas de comunicación y redes sociales como grandes facilitadoras de difusión. Está comprobado a nivel mundial que las personas adultas son más propensas a creer y difundir noticias falsas a través de una de las plataformas: Facebook. “Esto es importante, incluso en la relación entre el votante de mayor edad y Facebook, a quien le atribuye a Facebook el estatus de fuente de noticias que en otra época le atribuía a algún medio de comunicación”. Otra de las claves es que -en su búsqueda por sobrevivir en el nuevo ecosistema de medios- buena parte del periodismo ha adoptado dos estrategias. Por un lado, el clickbait, una técnica de redacción que consiste en crear encabezados y descripciones sensacionalistas para atraer a la audiencia, en la que en muchas ocasiones los titulares no se corresponden con lo narrado en la noticia, propiamente dicha, generando como consecuencia una alta desinformación. Otra de las estrategias es difundir de manera deliberada en sus redes sociales noticias asociadas a la radicalidad. “Las noticias que más se comparten están basadas en posturas altamente radicales que llaman la atención y generan polémica, y que por lo tanto se expanden”. Esto tiene como consecuencia una mayor polarización social.


Una tercera clave es la existencia cada vez mayor tanto en la web como en las redes sociales de supuestos medios de comunicación, que no son tales, y que fueron creados al sólo efecto de esparcir discursos de odio y fake news. “Brasil es el abanderado de la generación de medios apócrifos, con un contenido artificialmente fabricado, que compiten con los grandes medios. Para que tengan una idea: grandes debates nacionales suelen estar generados por medios apócrifos que articulan contenido para intervenir en el debate social, generalmente a favor de una preferencia política o en desmedro de otra”.


Ante esta situación, surgió la pregunta: ¿cuál es la salida? Si bien Riorda se mostró lejano a dar una receta, sí tiene claro que el primer paso es responder de manera colectiva. “En general, todos actuamos distinto cuando actuamos en consorcio: durante unas elecciones en Argentina se realizó una alianza de una gran cantidad de medios de comunicación para el chequeo informativo, y ninguno fue tan audaz ni antiético de salir individualmente a militar una noticia falsa. Los consorcios no son una solución, pero son una instancia que garantiza menor discrecionalidad en el ambiente”.


Otra de las recomendaciones fue la regulación, tanto de los medios como de las plataformas de comunicación. “No soy un escéptico que diga que hay que romper todo, pero sí veo que estas transformaciones trajeron mucho daño a la democracia y es necesario que los paguen costos y educar a la ciudadanía para que pueda advertir a tiempo estos excesos”.


En definitiva, es necesario tener claridad en que los discursos de odio y las noticias falsas sí causan daños. Y sí: un tweet desinformador puede ser un arma letal. Por ello es necesario reaccionar.

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